En 2019 se publicó Tiempo de magos: la gran década de la filosofía (1919-1929) de Wolfram Eilenberger (Taurus). Se trata de una especie de biografía de cuatro filósofos, Ernst Cassirer, Walter Benjamin, Martin Heidegger y Ludwig Wittgenstein, todos ellos del ámbito alemán (el último es austríaco). Es una apología de la decisiva aportación alemana a la filosofía del siglo XX. El libro, ameno, está trufado de anécdotas. Entre ellas una de las más famosas: John Maynard Keynes escribe en una carta (a su mujer) el 18 de enero de 1929, refiriendo que había encontrado a Wittgenstein el día que éste volvió a Inglaterra (había estudiado en Cambridge), “Ha llegado Dios, me lo he encontrado en el tren de las cinco y cuarto”.
Ludwig Wittgenstein (abajo izquierda) y Adolf Hitler (arriba derecha). Realschule (Escuela Secundaria) Linz (Austria) - 1901 |
También se relata la ruptura, en enero de 1926, entre Heidegger y su amada alumna Hannah Arendt. Ella le comunica que lo deja, abandona Marburgo, y se va a Heidelberg donde, bajo la dirección de Karl Jaspers realizará su tesis doctoral “El concepto del amor en San Agustín”. Según Eilenberger lo realmente interesante de la tesis es que Arendt hace hincapié en la experiencia amorosa como el evento existencial que permite la relación con otros, el surgimiento del “tú”. De esta forma se enfrenta al solipsismo de Heidegger, anclado en el análisis de su existencia singular, en la profunda soledad del ser humano, que prefigura la vaciedad del protagonista de “La naúsea” de Sartre.
La tesis fue criticada por Jaspers en el sentido de que Arendt forzaba los argumentos de San Agustín para llegar a las conclusiones que le interesaban. En todo caso, resulta reveladora del mecanismo por el que Arendt se termina apartando de Heidegger, y del existencialismo, para seguir un camino propio, más ligado al mundo y no a la mera investigación filosófica. Sin embargo, lo que realmente me ha llamado la atención ha sido que esta argumentación de Eilenberger choca frontalmente con la expresada por la francesa Laure Adler en su biografía sobre Hannah Arendt (2006). En ella Adler dice que “en el fondo, lo que Hannah le reprochaba a Agustín es que no fuese lo bastante heideggeriano”.
Esta última afirmación, un tanto ambigua y elusiva, lleva a pensar que la publicación de "Tiempo de magos" no parece casual. Es parte de un enfrentamiento entre corrientes filosóficas en nuestra época. Emmanuel Faye, filósofo francés, crítico feroz de Heidegger, había publicado en 2016 “Arendt y Heidegger. El exterminio nazi y destrucción del pensamiento”. En este libro argumentaba la extrema vinculación de Heidegger con el nazismo y criticaba la defensa que de él hizo Arendt a lo largo de su vida. Hay una polémica abierta en el ámbito filosófico francés. Curiosamente en el artículo de Wikipedia dedicado a Arendt, en francés, se hace una extensa referencia a esta polémica, sin embargo en los correspondientes, también en Wikipedia, en alemán y en español no aparece esta referencia.
Eilenberger, el autor de "Tiempo de Magos", fue apoyado por la revista Philosophie Magazine (Philomag), en cuya versión alemana había colaborado. Esta revista francesa intenta popularizar la filosofía desde un punto de vista ecléctico que, obviamente, ciertos sectores rechazan. Por otra parte, entre los medios que dieron eco a Emmanuel Faye se encuentra la revista Le Point (de centro derecha) y el periódico Le Monde. Faye tiene posiciones de izquierda neomarxista, de hecho critica acerbamente que la visión de Arendt expresada en “Los orígenes del totalitarismo” haya sustituido a Marx en determinados ámbitos.
En el fondo Faye quiere demostrar que Heidegger no hace filosofía. Que el ejercicio de la filosofía no permite la perversión que conduce al abismo. Está equivocado, la filosofía puede no ser un territorio moralmente inmaculado. Uno de los caminos abiertos por el existencialismo, en este caso por el propio Heidegger, conduce a la ausencia de compasión por los otros, al reino de la violencia, incluso a la autodestrucción. Borges en “Deutsches Requiem” (El Aleph, 1946) pone en boca de un nazi alemán: “¿Qué importa que Inglaterra sea el martillo y nosotros el yunque? Lo importante es que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas.”
El libro de Eilenberger termina precisamente con el enfrentamiento en Davos (Suiza), el 26 de marzo de 1929, entre Ernst Cassirer y el propio Heidegger en el que este último salió ganando, una victoria pírrica. Según Eilenberger, en aquella discusión “El filósofo Cassirer dice a los hombres: desprendeos de la angustia como seres culturales que sois, liberaos mediante el intercambio de signos, compartiéndolos, ...”. El idealismo neokantiano podía seguir cabalgando.