En 2016 hubo una noticia
interesante en el ámbito de la navegación espacial. Un grupo de físicos de la
Universidad de California en Santa Bárbara investiga sobre la posibilidad de
utilizar la propulsión fotónica, es decir que los fotones emitidos por un laser
golpearan una nave (en principio pequeña) de tal manera que el empuje generado
permitiera a dicha nave alcanzar altas velocidades; recordemos que en el
espacio no hay rozamiento que frene los objetos en movimiento.
La ciencia-ficción está
manejando esta posibilidad desde hace mucho tiempo. Arthur C. Clarke escribió
en 1972 un cuento titulado "El viento del sol" en el que imaginaba
una regata de naves espaciales cuyo sistema de impulsión consistía en enormes
velas (de kilómetros cuadrados de superficie) que recogían los fotones emitidos
por el sol y aprovechaban su energía cinética.
En 1975 se publicó "La
paja en el ojo de Dios" (The mote in God's eye), una novela escrita por
Larry Niven y Jerry Pournelle. En el relato la humanidad contactaba con una civilización
alienígena que había construido una nave (con una vela) impulsada por fotones
emitidos por un enorme láser instalado en un planeta y que permitía a la nave
realizar una travesía interestelar. La novela tenía además un interés especial
por tratar el contacto entre dos civilizaciones profundamente extrañas y la forma en que terminaban relacionándose.
Más tarde, en 1992, David
Weber comenzó una serie de novelas ambientadas en un futuro no muy lejano (a
dos milenios) en el que la heroína, Honor Harrington, es una oficial naval en
guerras entre sistemas estelares habitados por la humanidad. Hay referencias
explícitas al ámbito de las guerras napoleónicas y a las novelas de
C.S.Forester sobre Horatio Hornblower.
En estas novelas se hace
referencia al sistema de impulsión de las naves espaciales, las velas
Warshawski. Dicho sistema consistiría en la creación por la nave de campos
magnéticos que funcionaran como velas que, a su vez, recogieran olas
gravitacionales. Es decir, que el impulso se lograra mediante los gravitones al
golpear las velas. Los gravitones son el vehículo (el bosón) mediante el que se
manifestaría la fuerza de la gravedad.
Al final, nunca sabemos qué
impulsa la investigación, si su propia dinámica interna o la imaginación
novelada, si la ciencia o la filosofía.